Tal como ha ocurrido en el resto del mundo la industrialización, la urbanización y la globalización de los mercados, han tenido un gran impacto en el estilo de vida y en los patrones alimenticios de los consumidores de los países Latinoamericanos; en años recientes la desnutrición ha disminuido en áreas urbanas pero se ha incrementado la adopción de patrones inadecuados de alimentación caracterizados por un alto consumo de carbohidratos de fácil digestión y grasas saturadas, así como una baja ingesta de micronutrientes, esto aunado a la reducción del tiempo destinado a la actividad física, incrementa el riesgo de desarrollar diversas patologías, las cuales son causantes de discapacidades y mortalidad prematura en un amplio sector de la población. Los hábitos alimenticios tienen un papel preponderante en la prevención de diversos padecimientos; este factor es el que potencia el desarrollo de los denominados alimentos funcionales. En Latinoamérica esto ha despertado el interés del estudio de alimentos tradicionalmente incluidos en la dieta tales como frutas, tubérculos, cereales y leguminosas, como fuente de alimentos o ingredientes para alimentos funcionales.