J. R. Sánchez manifiesta el poder represivo de la tradición: véase su primer gran poema "Cubierto el lobo", en Aislada noche (2005), y el pugilato constante con las formas que, desde la indecencia y la falsedad, suministran y ejecutan la violencia en el individuo; véase su segundo gran poema "El derrumbe", en El derrumbe (2012). En Talibán el lector se enfrentará a cincuenta efectivos, coronados con una entrevista que le realizara Don Walicek en 2016. Poemas que no cooperan con la blandura, en un territorio sitiado por los burros. Su asunto y su estilo son la libertad de entender y aceptar la mezquindad de ser poeta, cuando hay tantas cosas productivas que hacer. (Oscar Cruz)