El cerebro es el segundo órgano con mayor cantidad de lípidos tras el tejido adiposo. Sin embargo, éste contiene una mayor parte de lípidos estructurales, necesarios para actuar de "aislante" eléctrico. Muchos de estos lípidos son esenciales tanto para el desarrollo normal del cerebro como en el mantenimiento funcional del mismo y desempeñan papeles esenciales en su preservación. Las evidencias epidemiológicas demuestran que hay una relación directa entre las dietas lipídicas y las enfermedades neurodegenerativas tipo Alzheimer y Parkinson. Por consiguiente, el estudio de la importancia y funcionalidad de estos ácidos grasos en el cerebro es objeto en el momento actual de una intensa investigación. En este sentido, se han llevado a cabo en la última década un interesante trabajo experimental relacionado con la importancia de los ácidos grasos en la protección de la membrana neuronal y la actividad proteica, como lugar de inicio de numerosas respuestas celulares relacionadas con el correcto funcionamiento y supervivencia neuronal, además de ser esenciales para la comunicación neuronal.