La descripción que de ellas nos da la Escritura comienza por el arca cual trono de Dios, ubicada en el lugar santísimo; seguidamente nos presenta el lugar santo y los objetos que se hallan en él, para terminar por el atrio, con el altar del holocausto.
Ése es el camino recorrido por nuestro adorable Salvador, Hijo de Dios, quien descendió de la gloria suprema y se humilló hasta la muerte y muerte de cruz, de la cual el altar de bronce es figura. Allí, en la cruz, vemos a Dios ejerciendo su justicia inexorable respecto del pecado y de los pecados que cometemos, pero al mismo tiempo le vemos como Dios salvador, lleno de gracia y amor, quien justifica por la sangre de la cruz a todo aquel que cree y recibe a Jesús como su Salvador personal.