Este estudio exige, entonces, que nos demos cuenta de qué significaban las diversas ofrendas a los mismos israelitas. ¿Qué concepto tenían de estas instrucciones de parte de Dios? ¿Qué expresaban por sus ofrendas? ¿Qué quería enseñarles Dios?
Las ofrendas son una parábola para nuestra enseñanza, pero antes de aprender su lección tenemos que comprender bien la parábola misma. Tenemos que saber su sentido literal antes de apreciar su enseñanza espiritual. Si captamos algo de las necesidades de ese pueblo atendidas por las varias ofrendas levíticas, en alguna medida nos daremos cuenta de la grandeza del sacrificio de Cristo mismo en bien nuestro. Su sacrificio asumió el lugar de todas aquellas ofrendas, y logró lo que jamás ha podido hacer toda la sangre que corrió sobre los altares de aquel pueblo. Él quitó el pecado por medio de sí mismo; Hebreos 9.26.